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jueves, 27 de septiembre de 2007

Shakespeare - Fragmento

En El Mercader de Venecia, el genial poeta se refiere a la música a través de uno de sus personajes.

Acto Quinto(Suena música)
Jesica:Nunca estoy alegre cuando oigo una melodía apacible.
Lorenzo:Estáis triste porque tu alma se extasía. Contempla un rebaño indómito y silvestre o una yeguada que la mano del hombre no ha domado y mira sus alegres saltos, sus gritos y sus relinchos sonoros, efecto natural del ardor de la sangre, pero que la trompa guerrera o cualquiera otra música llegue a sus oídos y verás a los jóvenes potros pararse de pronto, suavizándose sus hoscas miradas con la dulce influencia de la armonía. Por eso supusieron los poetas que Orfeo atraía en pos de sí los árboles, los peñascos y las flores, pues no existe nada tan insensible, tan empedernido y tan cruel que no transforme, por algún tiempo por lo menos, la magia de la música. El hombre que no tiene en sí música alguna ni le conmueve el acorde de los sonidos armoniosos es inclinado a la traición, al robo y a las culpables acechanzas; los movimientos de su alma son lúgubres como la noche y sus afectos negros como el Erebo. No te fíes en tales hombres. Escucha la música.
Eso. Y que haya música entonces.

1 comentario:

Symba dijo...

Qué detalle, Claudinho... Había olvidado este diálogo. Gracias, abrazos.